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El origen de los pendientes

el origen de los pendientes

Siempre ha existido la posibilidad de encargar joyas a medida para lucirlas en grandes eventos. Las tiaras, los anillos, las pulseras y los pendientes han sido objetos que muchos reyes y reinas, millonarios y estrellas de cine han exhibido en fiestas, coronaciones y demás reuniones sociales.

La historia de los pendientes es de muy antigua data, que puede llegar a la Edad de Bronce o un poco más atrás. 

Pendientes, joyas a medida 

Hay historiadores que ubican la costumbre de llevar pendientes en Asia occidental, habiéndose encontrado ejemplares en tumbas de reyes de la antigua ciudad de Ur, en Mesopotamia (actual Irak). La antigüedad de tales pendientes es de 5.000 años.

Sin embargo, el uso de tales joyas personalizadas se pudo constatar en otros pueblos antiguos, además de los babilonios: persas, indios, hebreos, árabes, los usaban también como talismán y protección.

Es decir, sus fines no eran meramente decorativos, como sí lo serían siglos después. 

En sus orígenes, los pendientes los usaban sobre todo los hombres (aunque también las mujeres los exhibían), y eran comúnmente argollas de oro que atravesaban las orejas. 

Es interesante observar que los antiguos griegos prohibieron su uso a los hombres, es decir, que solo las mujeres podían ostentarlos, y que, por el contrario, los indios solo permitían su uso a hombres.

Como talismán, quien portara pendientes estaría protegido de ataques y males. Pero además, en muchas culturas, eran objetos que simbolizaban el estatus y la función social de la persona. Estas circunstancias requerían que fuesen joyas a medida.

En otras culturas antiguas, ciertas argollas se las colocaban a los esclavos, siervos o prisioneros de guerra para que se reconociese su condición social. 

Los ejemplares más antiguos que se conservan son de tumbas asirias y egipcias, y son aros de los que penden figuras diversas, como clavos, medias lunas o vasos. Más allá de su valor histórico, el valor material es poco.

Podemos mencionar a un faraón muy famoso que los usaba y le encantaban: de Ramsés II se dice que tuvo miles de pendientes, tan sofisticados y con diseños tan elaborados, que obviamente fueron joyas a medida y de gran valor.

Claro que la orfebrería llegó a niveles especiales en Grecia (donde solo las mujeres usaban los zarcillos), pues fue impresionante el despliegue de trabajos en oro y esmaltes de figuras en miniatura: flores, frutas, pájaros o cabezas femeninas, pendientes exquisitos para personas pudientes.

Lo interesante de Grecia es que, siendo verdad que los pendientes muchas veces fueron joyas personalizadas para las mujeres más ricas, su uso se difundió en la población femenina, y así podían verse féminas menos adineradas adornadas con ellos.

La caída del Imperio romano y la asunción de la iglesia cristiana marcaron el comienzo de la Edad Media. No todas, por supuesto, podían encargar joyas a medida, pero fue bastante común que los usaran como parte normal de sus atuendos de fiesta.

Las solteras los usaban como elementos de conquista. Cuánto más llamativos y ostentosos, más decían al joven de qué estrato social provenían. En este sentido, las joyas a medida eran la mejor forma de exhibir el dinero.

Y si hablamos de los piratas, era común que usaran aros gruesos de oro. Algunos dicen que los usaban como protección, y otros historiadores indican que servían para pagar su entierro, si acaso morían sin sus tesoros.

Joyas personalizadas: los pendientes de hoy

Los pendientes de hoy forman parte del atuendo de las mujeres. Sus diseños, formas y materiales crean tendencia en la moda, y muchas veces forman conjuntos con collares, brazaletes y anillos. Su uso sigue siendo decorativo. 

Hoy en día, existe además otro tipo de arete, que se puede colocar no solo en las orejas sino en el tabique de la nariz, en el ombligo, en los genitales o en cualquier parte del cuerpo. Es lo que se conoce como piercing.

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